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La increíble historia de un hombre que vive con sus intestinos afuera

Ayer, Juan Carlos Villar decidió que “todos” supieran que su vida es un “calvario”. A través de las redes sociales publicó impresionantes y conmovedoras imágenes de cómo está su abdomen después de una cirugía que le practicaron en el hospital público. Imagen sensible.

Juan Carlos Villar acudió a los medios de comunicación para que las autoridades sanitarias lo escuchen.
Actualizada: 01/11/2017 20:42
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“No me callo más, quiero que lo sepan todos. Estoy viviendo un calvario”, reclamó Villar en una comunicación que mantuvo con elchorrillero.com.

Según explicó, la cirugía que le practicaron el 29 de noviembre de 2014 lo dejó en una situación de clemencia permanente. “Hace más de dos años y medio que vivo con los intestinos afuera y nunca me dieron bolilla. Uso una faja que me hizo mi madre, porque cuando voy a pedir al hospital nunca tienen nada. Nos tratan así porque somos humildes, porque si tuviera plata no estaría pasando todo esto”, resaltó el hombre.

Villar quiso mostrar cómo se encuentra su abdomen después de casi tres años de la cirugía.

Recordó que entró al Policlínico Regional San Luis porque le iban a intervenir un forúnculo: “Estuve dos meses en terapia y 15 días en coma. Cuando desperté me dijeron que había infección y que por eso también casi me cortaron una pierna. Me dejaron tirado como un perro, y en su momento le hice al director una denuncia por abandono de persona”.

Villar, que además es diabético, está convencido que lo que hicieron con él es un caso de mala praxis: “En la mitad de la operación el médico se fue por un problema personal. Intervinieron otros dos profesionales, de los cuales uno me salvó la vida. Yo podría haber muerto”.

“Estoy cansado y voy a llegar hasta las últimas consecuencias”, exclamó y por eso decidió hacer pública su triste historia de desatención médica.

Los últimos dos años se la pasó “implorando” para que lo operen. La cirugía, sostuvo, siempre se postergó porque el aparato que debe realizarle un estudio fundamental previo a la operación, “hace un año y medio que está roto”.

“Quiero que se decidan, que me saquen los intestinos que tengo afuera y me dejen la bolsa de colostomía”, indicó.

El hombre vive en una casa ubicada sobre calle Santa Fe, en frente al Cementerio del Rosario. Uno de sus hijos, el más chico, es discapacitado. “Mi señora sale a vender pan. En este estado no puedo trabajar, entonces vivimos con poco”, remarcó.

Las imágenes de su abdomen conmueven y dejan interrogantes de cómo y por qué motivo quedó así. Resulta inmediato creerle cuando dice que su estado es “desesperante”, que necesita de la medicina para mejorar su forma de vida.

Para vestirse, Villar tiene que cubrir con trapos viejos las partes de los intestinos que tiene afuera (porque no consigue que le den gasas u otros elementos higiénicos en el hospital) y después se coloca la faja confeccionada de manera casera.

Antes de las elecciones, según contó, se inscribió en uno de los planes del Gobierno, y ya cobró “la primera quincena”. El beneficio le promete también obra social.

Su caso tuvo una repercusión rápida y al parecer efectiva. Porque hoy a las 8 de la mañana el director del hospital llamó a Villar para confirmarle que el estudio que venía pidiendo desde hace un año y medio se lo harán en un consultorio privado.

“Ahora vamos a ver, ya tengo el turno”, confirmó Villar a este medio.

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